Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida para los que las hallan, y salud para todo su cuerpo.
Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. Aparta de ti la boca perversa, y aleja de ti los labios falsos. (Proverbios4:20-24 LBLA)