Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
1 Juan 3:18-20 Reina-Valera 1960