El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; porque guirnalda de gracia son para tu cabeza, y collares para tu cuello. Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, no consientas.
(Proverbios 1:7-10 LBLA)
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