No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el
mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de
la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y
también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre. Hijitos, es la última hora, y así como oísteis que el
anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos; por eso
sabemos que es la última hora.
(1 Juan 2:15-18 LBLA)